Musicoterapia
Música como terapia.La medicina propende por prevenir antes que curar, pero nosotros distamos de ese modelo de vida que se anticipa a los eventos. ¿Cuándo fue la última vez que alguno de nosotros se sentó en un sillón solo para cerrar los ojos, respirar profundo, descansar, liberar el estrés, escuchar una pieza musical tranquila y simplemente dejar que su sosiego nos brindara unos minutos de felicidad?. Pues bien, eso que tal vez haya sido experimentado por algunos, no es simplemente el resultado de un gusto de antaño por las melodías, sino que actualmente es un reto de la medicina moderna, documentado y probado con evidencia científica.
Los alcances de la música como terapia, han trascendido fronteras, idiomas, ideologías y hasta especies. Los chinos poseen innumerables álbumes musicales con títulos como: Estreñimiento, Insomnio, Hígado, Corazón, etc.El origen de estos nombres obedece a patologías para las que, como tratamiento, son creadas estas piezas musicales o los órganos hacia los cuales va dirigida la acción de las mismas. Por otro lado prescriben algunas piezas de la música clásica y romántica para patologías específicas, por ejemplo, para las cefaleas y migrañas sugieren La Canción de la Primavera de F. Mendelhsohn, Humoresque de A. Dvorak o incluso una dosis de Un americano en París de G. Gershwin.
Aunque suene increíble, en monasterios de Bretaña, los monjes tocan música a los animales a su cargo y han encontrado que las vacas a las que se les pone a escuchar a Mozart dan más leche. Esto no es nada nuevo, siempre se ha dicho que la buena música es capaz de sensibilizarnos hacia la magnificencia del universo que Dios creó, un universo donde existen cosas efímeras, pero también cosas eternas; cosas esenciales y superficiales. Nada de extraño tiene que la música haya estado unida a la palabra en el comienzo del mundo.¿Por qué la música es capaz de curar?Quizás en alguna oportunidad de nuestras vidas hemos podido sentir cómo una pieza musical nos puede traer un precioso recuerdo de nuestras vidas y hacernos sentir mejor, o tal vez hemos tarareado a nuestros hijos alguna escueta melodía para calmarlos o dormirlos, o aún en nuestros momentos de soledad, de euforia o de depresión, una canción ha sido nuestra cómplice y compañera.
Pero lejos de esta apreciación un tanto subjetiva, existe amplia documentación científica y estudios bien elaborados que dan soporte a esta nueva arma dentro del tratamiento de enfermedades. Para entender por qué la música en general puede curar, uno debe comprender el sonido y su efecto sobre la materia física. En Cymantics, Hans Jenny, un ingeniero y doctor suizo ha descrito cómo el sonido interactúa con la materia, él demuestra que intrincadas figuras geométricas pueden ser formadas por el sonido. Por ejemplo, Jenny ha creado vibraciones en cristales con impulsos eléctricos y transmitido las vibraciones a un medio como un platillo o un cordel. El también ha producido figuras oscilantes en líquidos y gases. Las formas y figuras que pueden ser creadas mediante el sonido son infinitas y pueden ser variadas simplemente cambiando el tono, la armónica y el material que vibra.
Los sonidos vibrantes forman patrones y crean campos de energía de resonancia y movimiento en el espacio circundante. Nosotros absorbemos estas energías y ellas sutilmente alteran nuestra respiración, pulso, presión arterial, tensión muscular, temperatura de la piel y otros patrones rítmicos internos.