Es evidente el daño que producen al espíritu las emociones negativas. El hábito de la depresión nos priva de la alegría. El hábito de la culpa tortura nuestra conciencia. El miedo al rechazo nos lleva al suicidio social. El masoquismo engendra autodesprecio. No obstante, también nuestra salud física sufre con una conducta negativa habitual.
Los investigadores son cada vez más conscientes de que la forma en que nos comportamos emocionalmente tiene relación con nuestro estado físico. Tomemos como ejemplo el estrés, que puede ser producto de haber perdido un empleo, de tener problemas en el matrimonio o de haberse peleado con un amigo.
El doctor Redford Williams dice: "Estamos descubriendo que el estrés posee efectos biológicos definitivos: por ejemplo, sobre la producción hormonal y la presión sanguínea. A su vez, estos efectos traen complicaciones para las arterias coronarias...(además) parece que, debido al estrés, las personas enferman por un resfriado o sufren ataques de artritis con mayor frecuencia".También se ha demostrado que el estrés inhibe la capacidad corporal de producir interferón, proteína natural que previene las infecciones víricas.El rechazo, la ansiedad y la ira producen estrés y de hecho inhiben la capacidad corporal de resistir o recuperarse de las enfermedades.
En ocasión de una investigación se preguntó a sesenta y nueve mujeres que habían sido intervenidas mediante mastectomías simples, cómo se sentían con respecto a la gravedad de la enfermedad y cómo esta operación afectaría sus vidas. Cinco años más tarde, estos casos fueron revisados. Casi el 75 por ciento de las mujeres que habían respondido a la primera pregunta con espíritu positivo y luchador vivian, mientras que de aquellas que habían aceptado su condición con resignación o desesperación, sólo vivia el 35 por ciento.
En otro estudio, llevado a cabo en Reino Unido, se descubrió que las personas que se abatían profundamente debido a la pérdida de su conyuge experimentaban una disminución en la actividad de las células T, un tipo de células sanguíneas encargadas de atacar las enfermedades.Está surgiendo una especialidad médica completamente nueva, que se ocupa de la conexión existente entre los sentimientos y las enfermedades.
La psiconeuroinmunología es la nueva ciencia que explora la relación entre el cerebro y el sistema nervioso, donde se inician las defensas en contra de la enfermedad.Cuando damos rienda a a nuestras emociones negativas, es como si introdujeramos sustancias peligrosas en nuestros cuerpos. Nos estamos envenenando. No deberíamos descuidar los malos hábitos emocionales, que dañan nuestra salud y nuestra felicidad.Tengamos en cuenta:* El mal hábito emocional se parece mucho a un mal hábito físico, una respuesta fija y refleja que damos sin pensarlo. Los malos sentimientos tienden a eliminar los buenos sentimientos.*Los malos hábitos emocionales a menudo se presentan en grupos.
La poca autoestima, el masoquismo y el miedo al rechazo, por ejemplo, forman uno de los grupos más comunes.*Las emociones negativas tales como la pena, la tristeza, la desesperación, cuando se relacionan con episodios dolorosos reales, forman parte de la vida. Tienen un principio y un final. Pero lo que nos ocupa es la negatividad crónica y constante, aquella que afecta a todo lo que hacemos y se nos adhiere como un napalm psicologico.*Tanto el falso optimismo, como el excesivo pesimismo son actitudes erróneas.
La postura más saludable es la del realismo esperanzado.*Somos firmes candidatos para los malos hábitos emocionales si exhibimos el Sindrome del Centro del Universo: si negamos que alguna vez podamos cambiar, si llevamos a todas partes un detector de errores, si tenemos el Complejo de Job: "¿Por qué a mi?", si constantemente nos formulamos preguntas que no tienen respuesta y si ponemos mayor énfasis en las experiencias negativas que en las positivas.*Los malos hábitos emocionales sabotean nuestra felicidad, a la vez que dañan nuestra salud.*La cultura nos impone muchos de nuestros malos hábitos emocionales.
*No estamos condenados a vivir siempre con nuestros hábitos emocionales negativos. A diferencia del color de ojos o la estatura, nuestra conducta se puede modificar.
EVOLUCIONAR
Crecer es dejar atrás algo a lo cual estuvimos apegados y de lo cual nos cuesta desprendernos, es atrevernos una vez más y estar dispuestos a ser diferentes de lo que fuimos ayer, es desarrollarnos y evolucionar desde adentro.Cuando decidimos cambiar una actitud negativa, estamos creciendo.Cuando decidimos corregir un error, estamos evolucionando.Cuando dejamos de hacer algo que nos empequeñece, estamos desarrollándonos.Todos los días la vida nos presenta oportunidades de crecer.Para proyectarse en el tiempo como algo duradero, este cambio debe ser paulatino.
Mg. Orlando Salinas Lòpez